De granero del mundo a vegano
- bajonvegano
- 31 ago 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 6 sept 2018
¿Alguna vez se te pasó por la cabeza dejar de consumir productos que provienen de los animales o al menos reducir esa costumbre?

Argentina, quizás, no tiene la misma facilidad de países del primer mundo que, por ejemplo, tienen puestos de comida vegana como nosotros de choripanes; y no, lamento decirte que las verdulerías no son suficientes para este estilo de vida, porque como remarca nuestro eslogan: ser vegano es más que lechuga y tomate.
Además, nuestro país fue conocido como el “granero del mundo” y todos los turistas recalcaron el gran sabor de la carne argentina, por lo cual no sentimos ni un poco de orgullo. A pesar de esto, con el paso del tiempo, primero, los vegetarianos y luego, los veganos fueron aumentando en porcentaje.
Los primeros movimientos vegetarianos argentinos comenzaron a mediados del siglo XX, gracias a la Asociación Naturista de Buenos Aires y con el trascurso de los años fue creciendo en popularidad. Recién en el 2000 se creó la UVA (Unión Vegetariana Argentina), siendo la primera ONG argenta sobre el tema. En los últimos años, acá, el veganismo sobrepasó al vegatarianismo por lo que se cambió su nombre a Unión Vegana Argentina. Además, un estudio realizado por Aconcagua, a través de datos de Google, demostró que los argentinos buscamos más información y recetas veganas.
Entonces, a pesar de ser es un país donde la principal comida es el asado y donde, según las Naciones Unidas, somos el décimo consumidor y sexto productor de carne en el mundo, el movimiento vegano no deja de crecer.
Tanto que hoy es común encontrar dietéticas hasta en los barrios más pequeños, menús con opciones veganas, tiendas online, restaurantes especialmente veganos con gran variedad de platos, que son creados por los que pertenecen a este estilo de vida y que antes carecían de estas oportunidades.
También, las marcas de ropas y zapatos de origen vegetal — sin cuero, lana y otros — están haciéndose notar en la ciudad de Buenos Aires y otras del interior. Además, hay que darle provecho a los showrooms vintage, que nos dan la chance de reciclar la vestimenta.
Por último, no hay que dejar de lado la plata (temas que vamos a tocar en futuras notas). Hoy y ayer comprar un kilo de milanesas o cualquier otro tipo de carnes, es carísimo. Por lo cual, es lo mismo o incluso más barato obtener productos orgánicos o vegetales. Y sacando el tema comida, obviamente, la ropa usada es más barata y en los productos de higiene personal, el precio es similar al convencional.
En conclusión, en los últimos 10 años el veganismo creció mucho y no dejará de hacerlo, y como las oportunidades en el mercado mejoraron en el siglo XXI, lo seguirán haciendo en los años siguientes y quizás, en un futuro cercano, en la costanera veas un puestito vegano y cuando encares alguna ruta del país te cruces, además de alguna parrilla, un negocio con opciones orgánicas.
- Daiana Bertuzzi (@daianabertuzzi_)
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